Emergencia Agraria por los desastres naturales

Lunes, Febrero 13, 2017

Este año, junto con el cataclismo social de la corrupción de las elites política y económica del país, asistimos al desastre de los huaicos, las inundaciones y los deslizamientos de tierra, en buena parte de las diferentes regiones del país. Los desastres de la naturaleza vienen causando pérdidas humanas, materiales y afectando la economía de miles de personas, en particular de las familias campesinas.

Como cada año, decimos que es necesario prevenir, pues es recurrente que se presenten estas situaciones, pero como cada año nos toca actuar sobre lo que ya pasó. Constatamos que buena parte del territorio nacional es vulnerable a estos desastres y nos toca mejorar nuestros sistemas de alertas, pero la naturaleza se nos adelanta. Sabemos, por ejemplo, que las poblaciones que habitan en las riberas de los ríos son las vulnerables, toca hacer algo.

 El gobierno ya decretó la emergencia por los desastres naturales en varias regiones del país: Tumbes, Piura, Lambayeque, Lima provincias, entre otras. Esto significa que desde diferentes instancias y sectores del gobierno se van a movilizar recursos para mitigar los daños.

Sin embargo, esta situación pone en evidencia que el campo y las familias campesinas no son prioridad, que la alimentación no es lo más importante, ante están las ciudades, los oleoductos, los gaseoductos, la infraestructura eléctrica y las concesiones mineras.

Desde la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú ANPE- PERÚ y en representación de los pequeños productores ecológicos del país llamamos al gobierno a que les preste una atención diferenciada a las familias campesinas afectadas por los desastres de la naturaleza.

Pedimos en primer lugar, la necesidad de un censo de las familias agricultoras afectadas y se cuantifique los daños, que de la provincia se vean los distritos y de allí las familias, que en este censo participen las autoridades regionales y locales junto a Defensa Civil, pero también con la participación de las familias campesinas y sus organizaciones.

En segundo lugar, acciones para recuperar los suelos y las semillas afectados por los desastres naturales. Acciones urgentes y de largo plazo sustentadas en estudios técnicos y escuchando la voz de los campesinos que permitan prever y contrarrestar situaciones similares.

En tercer lugar, una acción inmediata para la recuperación y seguridad sobre los sistemas de riego, ya que el agua es un recurso de primer orden, afectado con estos desastres.

Finalmente, una política diferenciada para los agricultores afectados con los desastres naturales con la banca pública y privada, ya que muchos con esta situación ven afectada su capacidad de cumplir con los pagos de sus deudas.

Pdta: Foto Liga campesina de Cañete